NUNCA LOS/A OLVIDARÉ.
Hoy ha sido una buena mañana, pese a que el tiempo no la acompaña. He ido a Llíria como todos los lunes a hacer las prácticas extracurriculares de la asignatura de menores pero he ido con otra energía, más vivaz.
Las estoy haciendo en el aula CYL, la componen 6 niños y una niña con autismo.
Antes ya me había informado y visto vídeos sobre personas con autismo, pero en la práctica es totalmente diferente, me gusta e inspira más.
Nunca había tenido el placer de estar con dichas personas, siempre he querido porque es un colectivo que me encanta y me entusiasma.
Como de costumbre, para empezar el día hemos puesto la canción del buenos días, la de los días de la semana, la de los meses y estación del año, mientras que con pictogramas ellos/a van poniendo qué día es, mes y estación, con la ayuda de una educadora, dos profesoras y yo.
Conforme transcurre la mañana, cada monitora nos encargamos de llevar a clases a algunos de ellos/a para hacer inclusión. Mientras que las demás hacemos cognitiva, comunicación y matemáticas mediante una serie de tareas en un rincón del aula individualmente, en la que se ejercita ese áreas.
Cada persona con la que tratamos y ayudamos es completamente diferente, solo uno de ellos sabe hablar, los demás es mediante gestos y pictogramas.
Me fascina personalmente, que cada uno se relaja con una única cosa. Una niña es cantando canciones, otro niño es con un libro, otro hablando de coches, etc.
Son personas con un mundo interior diferente, pero iguales al resto. Me hace muy feliz verlos bailar o sonreír por cualquier cosa, también cuando se ponen a jugar con un simple coche de juguete.
Además de que la inteligencia que tienen es mucho más mayor de lo que las personas piensan. Hay un niño de seis años que no para de ordenar todos los rotuladores conforme la forma que tienen. Es espectacular todo lo que puedes aprender de ellos sin decir nada.
Me encantaría visibilizar y concienciar a la sociedad sobre estas personas, en un futuro espero trabajar con ellas, porque lo disfruto muchísimo. Hoy por ejemplo, he estado en clase de inglés con un niño que no paraba de hacer el pillo y reírse, siempre consigue hacerme reír, pero al final me ha hecho caso.
Eso sí, la palabra paciencia la tengo que dominar, aceptar y querer como ninguna otra, porque sino estoy perdida. Vale la pena las horas que estoy en el metro, que no son pocas, con tal de estar con ellos/a, porque el tiempo es como sino existiera y de un momento a otro, se esfuma.
Por otro lado, admiro a las profesionales que están con ellos/a toda la semana, y el amor que se respira y tienen, junto con el cariño que les transmiten, son personas de paz.
Ojalá estar con personas como ellas trabajando y tener a personas con autismo a los que enseñar y que me enseñen.
Es una experiencia que repetiría una y otra vez.
Para finalizar, presento un vídeo de un colegio en el que se refleja cómo es es un aula CYL:
María Arias Galiano
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